¡Hola! Soy Raúl Estrada Zamora, periodista cubano. Busco a personas de cualquier parte del mundo que tengan alas buenas para volar en pos de la felicidad y sepan respetar y tratar a los demás de igual a igual, a las buenas, aunque piensen de manera diferente. soyraulez@gmail.com

14 de agosto de 2010

Me llaman y me dicen que te has muerto: ¿será cierto?

A la memoria del periodista Alexis Pérez Sánchez

Me llaman, me dicen que te has muerto, y termino de abotonarme la camisa, ya próximo a tu casa. Aún no ha amanecido, pero en el portal de… no sé cómo se llama esa enfermera, hay unos vecinos tuyos conjeturando que si falleciste de un infarto, de un paro respiratorio, o de esto o de lo otro. Y alguien afirma que te mató el carácter: la inveterada costumbre de reaccionar acaloradamente ante los errores y las acciones mal intencionadas.

Con la periodista Yelanis Hernández Fusté, del diario Juventud Rebelde. 

Pero bien sabemos tú y yo, Alexis Pérez Sánchez, que aunque mucho hay de cierto en todas esas opiniones, la verdadera causa de tu muerte, el tiro de gracia, fue la obsesión por el cumplimiento del deber, aun a costa de una salud cada vez más deteriorada.
   ¿Te acuerdas, Alexis, que el último domingo en el cual laboraste como panelista del programa de opinión Primer Día, nuestro entrañable espacio de debates, y por esa buena maña tuya de ser más puntual que la puntualidad, llegaste a Radio Victoria antes de la hora prevista, aunque sufrías de dolores en el pecho?
   Recuerdo, amigo, que insistí para que no participaras en el panel periodístico, porque la controversia se pintaba fuerte, y quizás el estrés aumentara a niveles para ti dañinos. No me hiciste ningún caso, por supuesto, pretextando la imposibilidad de suspender el programa a esas alturas.
   Y así toda la vida, compañero. Desde que nos conocimos en el tercer año de la Licenciatura en Periodismo, en la Universidad de Oriente (Santiago de Cuba), a comienzos de los años 80, y nos hicimos hermanos de por vida. Así, desde que después en “26”, el periódico-escuela para tantos, llevaste tú la voz cantante, junto a otros colegas, en el público ejercicio del criterio y una bienhechora mirada analítica hacia adentro.
   Reconozco que eras un poco cascarrabias, pero veo en ti el mérito, quijotesco obrero de la palabra, de romper lanzas contra inmensos molinos sin perder la ternura: tres verdades bien dichas a quien las merecieran, y una flor, regularmente blanca, que regalabas enseguida; una fuerte discusión de trabajo, y allá iba la décima sobre el que en la reunión se quedara dormido; un encontronazo familiar, y una sabia, tierna, entrañable salida.
   Si de superación se trata, pocos en interés y esfuerzo pudieron superarte. Pienso que, hasta cierto punto, eres mártir del deseo y el compromiso y el incomparable goce de apropiarse de conocimientos. ¿Cómo entender, si así no fuera, que hace unos días llegaste a mí, casi sin alma, pero feliz y orondo, a contarme la proeza de haber concluido, al mismo tiempo, la Maestría en Ciencias de la Comunicación y el pase a la categoría de Profesor Asistente de la Universidad, sin reparar en tus dolencias?

Ejemplo de superación profesional, acababas de obtener la Maestría en Ciencias de la Comunicación y la categoría de Profesor Asistente de la Universidad de Las Tunas.

Como cualquier ser eternamente perfectible, no siempre dabas en el blanco, pero nadie sufría a la par que tú las equivocaciones propias, pues, generoso y audaz, solías disculparte con sinceridad y hasta una peculiar elegancia.
   Unos dirán ahora que fuiste un modelo de persona, otros quizás intenten rebajarte, por aquello de convertir en leña el árbol derribado; tú te mantendrás a la altura que con amor y esfuerzo conquistaste, mientras yo me he muerto un poco, pero ha crecido en mí el orgullo de compartir contigo tanta vida a lo largo de estos duros, azarosos, forjadores años.
   Me llaman, me dicen que te has muerto… ¿Será cierto? Es que a veces la gente habla sin saber…

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