Anoche, mientras esperaba, optimista pero bastante nervioso,
los resultados de las elecciones en Venezuela, releí algunos pasajes del libro
Hugo Chávez: un nuevo proyecto latinoamericano, el cual contiene la entrevista
realizada al mandatario por Heinz Dieterich en 1999.
Entre las respuestas que tenía subrayadas está la que Chávez
da cuando el entrevistador le pregunta si no le da miedo la idea de ruptura,
después de haber roto el régimen oligárquico en su nación, y el Presidente le
contesta:
“No, de verdad que no. No me da miedo porque es como cuando
iba a saltar de un avión, sabiendo en dónde voy a caer, teniendo confianza en
mi paracaídas, en mí mismo. En ese caso ya no es mi paracaídas, ni es el suelo
que ya conocía aunque fuese de noche en la oscuridad, pues uno sabía por su
mapa si iba a caer en agua o en tierra, cerca de qué camino y de qué ciudad, y
sabía uno por la brújula o por la Estrella Polar o la Cruz del Sur hacia dónde
iba a caminar (…) Aquí no le tenemos miedo al cambio (…) porque conocemos el
mapa. Yo confío en que el pueblo venezolano ha despertado, como decía Neruda.
El pueblo es el paracaídas, es el mapa y también es la brújula: indica el
rumbo. Yo creo en esa brújula y en ese mapa”.
Su victoria de anoche acaba de confirmarlo.
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