¡Hola! Soy Raúl Estrada Zamora, periodista cubano. Busco a personas de cualquier parte del mundo que tengan alas buenas para volar en pos de la felicidad y sepan respetar y tratar a los demás de igual a igual, a las buenas, aunque piensen de manera diferente. soyraulez@gmail.com

6 de noviembre de 2011

Lo que en Cuba no tiene precio

Historia de una cubanita que nació bajo el bloqueo de Estados Unidos
 
    Pese al bloqueo de Estados Unidos, Cuba mantiene índices
    de mortalidad infantil inferiores a los de aquel país tan
    económicamente poderoso

Nací bajo la influencia del bloqueo genocida de Estados Unidos contra Cuba, y siempre pensé., como política injusta y hostil que es: "terminará en pocos años"; pero no –afirma Yudaisis Moreno Benítez, corresponsal de la Agencia Cubana de Noticias, en un testimonio difundido por esa entidad periodística.
   Hago una excepción, y cedo un espacio de mi blog a sus vivencias:
   Durante mi infancia y juventud recuerdo como eco en mis oídos las respuestas a las carencias del período especial, del bloqueo.

   ¿Cómo no  definir entonces en qué consiste, si mis cinco años en la Universidad estuvieron llenos de privaciones porque estaba, ahí,  como tenebrosa sombra?
   Jamás podré olvidar las largas noches en las que mi abuela no podía conciliar el sueño y trataba de burlar el asma. Todavía siento mis manos golpear su espalda para sustituir el ausente aerosol, que al Estado cubano le imposibilitaban comprar.
   Recuerdo cuando el dinero circulante en la Isla quedó sin valor. Muchos fueron los deseos insatisfechos.
   El arroz, de los productos de difícil importación, en casa le duplicaban la cantidad de agua al cocinarlo para que aumentara, y le decíamos \"microyet\".
   Los refrescos más cotidianos en cualquier cafetería cubana eran las infusiones de naranja, manzanilla o hierba buena.
   De seguro quienes son amas de casa tengan otras anécdotas, difíciles de contar, que ahora pueden provocar risa, pero años atrás conseguían lágrimas. 
   Lo diferente es que aún así, siempre tuve mis libros y  profesores en la universidad y los servicios médicos gratuitos, a disposición de todos.
   Ante el combate contra el bloqueo, los cubanos invariablemente luchamos sin cansancio, llenos de sueños, muchos sin cumplir, pero fieles  a nuestra historia.
   Solo me pregunto, ¿por qué molestar en esta pequeña Isla a la gente solidaria y guarachera, que por suerte saca chistes de lo bueno y lo malo? ¿Por qué bloquear la esperanza de quienes decidieron vivir aquí o nacimos aquí después de la aurora de 1959?
   Intentan imbuirnos el desencanto y desaliento de los derrotados y se basan en insatisfacciones  económicas, no les quedan argumentos.
   Nos niegan suministros, alimentos, medicinas, que encarecen sus valores al comprarlas por terceros países.
   Limitan colaboraciones culturales, apoyan leyes asesinas, alimentan el crimen, defienden terroristas, encarcelan inocentes, fomentan el sufrimiento entre familias.
   ¿Acaso no saben de los valores y convicciones que unen a este pueblo jamás podrán bloquearlos?
   Ellos le temen a lo diferente que somos los cubanos solo a 90 millas, sencillos, familiares y laboriosos. Capaces, no de dar lo que nos sobra, sino de compartir lo que tenemos.
   Dispuestos a cruzar fronteras en busca de la felicidad de muchos. Preparados ante cualquier contingencia, y listos para defender al ser humano, sea cual sea la trinchera.
   El bloqueo genocida contra Cuba y los cubanos, tal vez cambió el camino de miles, y mientras no se cumplen otros sueños, sentimos orgullosos el optimismo que nos rodea, porque tal política, aunque limita nuestro andar cotidiano, no puede ponerle precio a la sonrisa.
 

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